Dependiendo del tipo de actividad que se realice en la empresa se puede calcular dos tipos de huella de carbono: organizacional o de producto. Para esto debemos considerar que el enfoque que se le dará a la cuantificación depende del tipo de actividad que se realice en su empresa. Por ejemplo, si la empresa es de servicios, como educación, consultoría o financieros, debe calcular su huella organizacional. Por otro lado, sí tiene productos, como alimentos o cemento, podrían calcular la huella de carbono del producto.
Existen diferentes enfoques para calcular la huella de carbono de una empresa. Y varían en función del estudio que se quiera hacer:
- A nivel corporativo, es decir, cuando se quiere conocer el impacto global que la empresa genera anualmente, de forma directa o indirecta, al desarrollar toda su actividad.
- Por producto o servicio en concreto, es decir, cuando la compañía quiere saber cuál es la huella de carbono que genera un producto o servicio en concreto.
La principal diferencia entre una huella y otra la dan los límites hasta los que llegamos en el cálculo. Cuando hablamos de la huella organizacional nos vamos a quedar en los límites de la empresa. Si nos imaginamos toda la empresa metida entre cuatro paredes, sólo nos interesaría lo que ocurre dentro de éstas. En cambio, cuando hablamos de la huella de un producto, tenemos que ir mucho más allá. Será necesario considerar todo el proceso desde un punto de vista de ciclo de vida.
El ciclo de vida de un producto comienza con la extracción de las materias primas necesarias para la fabricación de dicho producto y termina en cuando ese producto finaliza su vida útil y es desechado por el usuario final. Por el medio suceden las demás etapas: transporte, distribución, fabricación, venta y uso.
Además consideremos la utilidad que tiene medir cada huella de carbono según el enfoque que eligió dependiendo del giro de su empresa:
